domingo, 25 de marzo de 2007

Vanidad

Siempre pensó que podia ser más bella. Se esmeró en lograrlo con ayuda del bisturí y un médico cirujano que vio crecer su fortuna. Transformó su nariz de águila en un respingo, sus senos quedaron del tamaño ideal, sin cicatriz, con la piel dura y templada al sol, su cintura toleró de maravilla la liposucción, no había piel colgando, ni grasa, ni pellejo.
Lo que todos admiramos silenciosamente, fueron sus pompas... sus pompas fúnebres.

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