domingo, 25 de marzo de 2007

La Voz

Rutina, todo preparado,el traje de un solo color, la máquina puesta, la salida a la hora exacta, el café de prisa. Trabajar mirando al frente, ver las letras aparecer en la pantalla al teclear a ciegas. Salir a comer recordando el eco del clac, clac, en silencio. Añorar la salida para oir aquella voz. A la llegada, quitarse el abrigo, calentar el agua para un té, mientras hierve poner a andar la máquina para escuchar la única voz posible, la única en el mundo, su propia voz diciendo:
-Favor dejar un mensaje después de la señal...
El único mensaje, el silencio.

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